No pierdas la oportunidad de que sea una fiesta para el olfato, con estas variedades lo mantendrás permanentemente perfumado.
Salvo contadas excepciones, todas las plantas huelen bien: a verde, a savia, a vegetal… Sin embargo, hay especies que se cultivan de forma exclusiva por la fragancia de sus flores. Es lo que les sucede a las diez que te proponemos a continuación. Muy fáciles de encontrar en cualquier establecimiento especializado, no conllevan excesivo trabajo y aportan unos beneficios que no defraudan. Sobre todo su perfume, que recomendamos sepas aprovechar ubicándolas en los lugares del jardín en los que más tiempo pases.
A dulce primavera. Sí, porque cuando el frío invernal aún se deja sentir, la mimosa (Acacia dealbata) ya muestra toda la intensidad en colorido y en fragancia de sus racimos florales amarillos, anunciando así la llegada de la primavera. Pero para ello tiene que contar con buena humedad ambiental, sol y calor. Por eso, en jardines de clima extremo (inviernos muy fríos y veranos calurosos en exceso) conviene buscarle un lugar resguardado del viento, por ejemplo al abrigo de un muro o junto a la fachada de la vivienda. Durante el invierno, protege sus raíces y cuello con un acolchado de corteza de pino, paja o compost.
Si lo plantas desde cepellón, excava un agujero más ancho que profundo, dado que sus potentes raíces necesitan mucho espacio. Es un ejemplar ideal también para hacer prosperar en macetón, tanto aislado como formando grupos de varios ejemplares. Si te apasiona el dulce aroma de sus flores, aprovéchalas también para decorar tu hogar. Acomoda sus floridas ramas en jarrones con agua ligeramente azucarada. Si cambias el líquido a diario, te durarán mucho.
A jabón. El lilo común (Syringa vulgaris) es un arbusto de hoja caduca que puedes encontrar fácilmente en cualquier vivero o centro de jardinería. Es muy popular por el perfume de sus flores, que surgen en la primera primavera y tienen un fresco olor a limpio, como a jabón. Además es un todoterreno, pues en cualquier clima se desarrolla sin problemas, aunque la región atlántica es más adecuada por la naturaleza del suelo: fértil, profundo y que retiene bien la humedad.
Esto último es importante hasta el punto de que las raíces han de estar siempre húmedas, ya que si se quedan en seco, la planta tardará mucho tiempo en recuperar su turgencia y las flores verán reducido su número y tamaño. Un último consejo: planta tu lilo a principios de primavera o bien en invierno, pero ten presente que tarda de dos a tres años en asentarse, así que… ¡Paciencia!
A rosas. La reina del jardín es una de las plantas más fragantes que hay, siendo además fácilmente reconocible por su olor. Puede aportar matices de limón, almizcle o miel, según de la variedad que se trate, la humedad ambiental, la exposición y hasta la hora del día en que sea percibida. La híbrida de té Double Delight de la fotografía, es especialmente famosa por su fuerte perfume, a la vez elegante y delicioso. Por eso es recomendable colocarla cerca de zonas de estancia o bien flanqueando un camino, es decir, en lugares en los que se pueda disfrutar no solo de forma visual, sino también olfativamente.
Al formar conjuntos o alineaciones con cualquier tipo de rosal, recuerda dejar suficiente separación entre ejemplares para evitar que haya ramas que se queden sin la luz que necesitan para florecer o sin la aireación que evite la propagación de enfermedades y plagas. En general, la altura cuando la planta es adulta es la medida adecuada para separar un ejemplar del contiguo.
Proporciónales un suelo compacto del tipo marga arcillosa, que favorecerá el arraigo, y procura que no les falte el riego en ningún momento. Con esos sencillos cuidados no tendrás que preocuparte nada más que de disfrutar sensorialmente tu jardín.
A natillas. O a vainilla, como prefieras. Así huele la glicina (Wisteria sinensis) cuando deja caer sus racimos malva desde finales de la primavera. Además, es muy recomendable para cubrir una valla, pared o pérgola donde desees poner color rápidamente. Su mayor ventaja es que se adapta muy bien a las condiciones de cualquier jardín, aunque prefiere calor, sol y suelos preparados con materia orgánica. Con eso, riegos moderados y podas de rejuvenecimiento tras la floración, es capaz de vivir y dar flores exuberantes durante muchos años.
A verano. El cantueso o Lavandula stoechas desarrolla espigas de flores azuladas desde abril a julio y produce un aceite esencial aromático muy apreciado en perfumería y cosmética. Toda la planta desprende un olor fuerte y agradable, mucho más intensa cuando crece al sol y se le ofrece un suelo de asiento con muy buen drenaje y protegido del frío intenso. Los riegos han de ser regulares, aunque no muy copiosos, durante la temporada más calurosa. Y a finales del invierno podrás devolver a la planta un aspecto rejuvenecido cortando la mitad de su desarrollo.
A miel. Lonicera sempervirens es el nombre técnico de la madreselva, un arbusto trepador siempre verde que se conoce también como rosa de miel por el intenso olor de sus flores, que se abren en otoño. Esta planta disfruta con la materia orgánica, sobre todo si la plantas junto a la vivienda o algún tipo de muro. Y recuerda que en este último caso la tienes que guiar, mientras que en celosías o alambradas se sujetará por sí misma con sus tallos a medida que crezca.
A fruta dulce. Es la descripción que más se acerca a la realidad sobre el aroma de la datura (Brugmansia sps.). A pesar de su origen sudamericano, este arbusto o pequeño árbol idóneo para cultivar en macetón no es en absoluto delicado, siempre que se den las condiciones ambientales adecuadas, sobre todo templanza en temperaturas y alta humedad. Al sol prosperan sus flores, enormes y en forma de trompeta. Pero lo hacen mejor y durante más tiempo a lo largo del verano a media sombra. Eso sí, hay que estar muy pendiente de los riegos y abonados: empezar a dárselos con mayor intensidad al comienzo de la primavera, aunque no sea hasta el verano cuando empiecen a asomar los capullos.
A frescor. La nieve de la fotografía es verídica pues el tiempo de floración de la campanilla de invierno o Galanthus nivalis es diciembre y enero, meses en los que empieza a sacar sus campanillas a pesar del frío. A la hora de formar grupos con ella, hazlo bajo árboles de hoja caduca o delante de setos, para que la provean de la sombra que tanto le gusta. Si colocas los bulbos en el terreno en las primeras semanas del otoño, darás tiempo a las raíces para asentarse antes de que lleguen los fríos intensos.
A limpio. Las flores del jacinto (Hyacinthus orientalis) se agrupan en racimos cilíndricos, alcanzando fácilmente los 20 cm de altura. Al comprar los bulbos que te darán estas hermosas flores para los macizos de tu jardín, fíjate que estén duros y tengan la capa externa en buen estado, sin manchas ni reblandecimientos. Después instálalos con la punta hacia arriba y al sol en un lugar con buen drenaje y a unos 10 cm de profundidad. Si es necesario, añade arena y compost de jardín al terreno de plantación y recuerda: no les gusta el exceso de riego, que puede hacer que los bulbos se pudran.
Los bulbos del jacinto pueden también florecer en el interior de la casa, cultivados en recipientes especiales de cristal. Tienen forma de copa y el pie es una especie de jarrón que siempre hay que mantener con agua. Para cultivarlos, solo tienes que llenar uno de estos recipientes con agua de modo que la base del bulbo, que se coloca en la parte de la copa, toque la superficie del líquido.
Una vez que se formen las raíces, no es necesario elevar el nivel de agua, simplemente bastará con que las raíces se mantengan bien hidratadas para que la planta prospere correctamente. Para terminar, puedes mantener el jacinto en este lugar, adornando cualquier habitación con buena luz natural, o bien trasplantarlo a una maceta convencional o al macizo del jardín cuando haya desarrollado algunas hojas.
A Oriente. A eso huele el heléboro. En la delicadeza de su aspecto ya hay connotaciones de su procedencia, pero es que también su aroma almizclado y ligeramente amaderado nos transporta a su zona natural, el Oriente Próximo. De toda la selección de plantas que te presentamos aquí, esta es la que mejor aguanta la sombra, por lo que vale para cultivarla bajo árboles de copa tupida. Incluso es buen ejemplar para macetas y formaciones de rocalla. Lo único que no soporta es la falta de agua, así que procura ser muy regular en los riegos si no quieres que desfallezca y se desluzca su floración invernal.
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